El hábito de estudio, como tantas otras costumbres que se deben implementar en la vida, consiste en el desarrollo de un proceso que es fundamental para que el pequeño descubra los beneficios de la predisposición y la motivación.
Mediante la práctica rutinaria es posible mejorar la atención, la memoria, y la concentración. Para que la costumbre tenga éxito debe reiterase todos los días a la misma hora, en el mismo lugar y de la misma forma.
HÁBITOS DE ESTUDIO PASO A PASO
1.-“La única manera de poder establecerlo es mediante la repetición. Es importante que todos los días o durante aquellos días que los padres consideren necesarios, los niños puedan tener un horario fijo y un lugar especial para estudiar.
Aunque parezca un detalle es vital que se respete siempre la misma hora y en sitio para que el niño se sienta seguro y contenido.
También debe desarrollarse de la misma forma que de costumbre, es decir, luego de la merienda o de determinada actividad. No es bueno alterar para nada el panorama del menor cuando debe enfrentarse a la tarea de estudiar”, señala psicopedagoga española Leire Mayor.
2.- La actitud de los padres es fundamental para que los hijos desarrollen la tarea con placer y no la asuman como un castigo o un momento negativo del día.
“Deben poder despertar el interés en los niños, hacer ver que estudiar y hacer tareas son situaciones que se pueden llevar a cabo con alegría.
Los niños actúan según lo que ven y si ven a unos padres entusiasmados, proactivos y dispuestos en todo momento a colaborar para que el niño se sienta cómodo, feliz ya que es la única manera de que rindan lo adecuado sin ver la rutina de estudio como un castigo”, determina la profesional.
3.- Desde que el niño ha nacido es posible comenzar a instaurar el hábito de estudio de un modo natural. “Solamente es necesario que la madre o el padre dispongan de unos minutos fijos al día para leerle al bebé.
Respetar esta costumbre es fundamental si lo que se desea es que el hijo no solamente vea como algo natural el espacio dedicado a la lectura sino que quiera intentarlo él. Ser un ejemplo para el niño es la base de su desarrollo”, aconseja la experta.
4.- Dejar que el niño se convierta en un ser responsable. “No se puede obligar a un pequeño a estudiar. Para aprender, deben sufrir las consecuencias de sus actos ya que el hábito de estudio se adquiere y solamente se aprende de los errores.
Los padres deben permitir que los niños experimenten por ellos mismos lo que ocurre cuando no hacen lo que deben. Si no entregan un trabajo a tiempo, hay que dejar que aprendan de la experiencia.
Siempre motivándolos y dándoles una visión positiva del estudio. Seguramente con una vez sea suficiente para que no reiteren el error, se organicen mejor y rindan adecuadamente a la oportunidad siguiente.
En este proceso, los padres deben estar presentes, apoyando y trabajando a la par del niño para que pueda ser capaz de sortear los obstáculos y no caiga en frustraciones”, finaliza diciendo la psicopedagoga.